Aunque tendamos a pensar que no es necesario asegurar nuestra segunda vivienda ya que pasamos mucho menos tiempo en ella, de hecho la mayoría de riesgos son comunes con nuestra vivienda habitual y en algunos incluso superiores al de la primera vivienda.

Uno de los aspectos que debemos tener en cuenta es que las segundas viviendas tienden a estar en zonas con menor población durante largos periodos de tiempo, ya sea una casa frecuentada en invierno o en verano, los ladrones saben en qué temporadas es más habitual que no la visitemos, tanto nosotros como nuestros vecinos, por lo que las probabilidades de sufrir un robo son más elevadas. 

Además, según su ubicación también estaremos sometidos a las inclemencias meteorológicas, como es el caso de las casas de montaña, que pueden provocar daños. Adicionalmente, es posible que tardemos en darnos cuenta de ello, por lo que podrían empeorar con el paso del tiempo hasta que seamos conscientes y podamos poner remedio.

Nuestra segunda vivienda suele ser nuestro lugar de vacaciones y de ocio, por eso, qué mejor que evitar preocupaciones o problemas en ella que contratando un seguro para nuestra total tranquilidad.