Desde el año 2011, la tecnología 4G nos proporciona una velocidad de datos y conectividad que hasta solo hace unos años parecía imposible. Su sucesor, el 5G, promete dejar atrás al anterior con un cambio que hasta ahora quizás nos sea difícil de imaginar.

Aunque todavía quedan unos años, ya que está previsto que comience en 2025, para que su implantación sea una realidad, ya podemos empezar a pensar en los beneficios que aportará para todos los sectores, incluyendo al sector asegurador.

El llamado Internet de las cosas (IoT) será el más beneficiado con el avance de la velocidad de transmisión de datos y la mejora de las telecomunicaciones.

Un ejemplo de ello serán las casas domotizadas y los coches autónomos. 

En el caso de los coches autónomos, esta tecnología es clave para su puesta en funcionamiento ya que es necesario por procesar a gran velocidad y en tiempo real toda información del resto de vehículos, estado del tráfico, semáforos, etc., de modo que permitan que el vehículo pueda moverse sin conductor. Esto permitiría no solo aumentar la seguridad si no también hacer que su uso sea más sostenible o que no sea necesario que tengamos un coche en propiedad.

Respecto a las casas domotizadas, podremos reducir por ejemplo el número de siniestros ya contaremos con una mayor información de todas nuestras instalaciones y mayor control de la seguridad.

Por lo que respecta a las aseguradoras, unas comunicaciones más rápidas y del procesamiento de la información permitirían además ser más efectivos y poder realizar un cálculo de los riesgos más preciso que podría verse reflejado en una reducción de las primas que paga el asegurado.

Fuente: Col·legi de Mediadors d'Assegurances de Barcelona